jueves, 2 de junio de 2016

Mi querido río Gallo

De esta foto …


… a esta,…


han pasado veinticinco años. Esta última era mi primer día en el río Gallo, expectante y algo novato, embutido en neopreno, y acompañado de mi fiel RPL entre líneas, bajos y moscos. La primera es un minuto de reposo y sosiego, buscando la mosca idónea durante una eclosión de tricópteros saltarines, en mi última visita a este río, el pasado  30 de Mayo.  El Gallo, joya calcárea de la meseta castellano-manchega, enfoscado entre altos farallones y rojizos  riscos, recorre el maravilloso cañón que lleva su nombre, entre ermitas, aldeas aisladas y  truchas saltarinas. Es un río de caudal constante, transparente la mayor parte de las veces, aunque alguna lluvia ocasional de temporada o quizá, la masificación de visitantes veraniegos en Molina de Aragón, pueda encanecerlo o embarrarlo hasta límites insospechados.


Entre una foto y otra han pasado años de mucha observación, de aprendizaje, de experimentos, de alegrías y también, debo decirlo, de muchos fracasos. He vivido sus truchas gloriosas en los ochenta y parte de los noventa, donde una ignita bien colocada en sus railes de algas, o un tricóptero grisáceo bien manejado al atardecer, conseguía capturas de rango que  curvaban las cañas de grafito hasta el límite. También sufrí su declive durante el cambio de milenio y más allá, debido a  la suciedad permanente del río por la polución de Medina, a la impunidad de sus furtivos que se llevaban kilos de truchas sin compensación alguna,   y a la colmatación de los fondos por falta de riadas, que limitaba las grandes emergencias de insectos que se había vivido en el pasado.


Pero desde hace cinco años he vuelto a la carga, lo pesco varios días durante la temporada, tanto el coto de Ventosa como lo libre de Torete o el S/M de Cuevas Labradas. La calidad de las eclosiones y su número de truchas de todos los tamaños y colores me da confianza en su futuro, y podría comunicaros, a mi parecer, que hay un resurgir del río Gallo como maravilloso destino de pesca.


Mi última salida así lo corroboró. Aparte de las  hermosas truchas fario de todos los tamaños que devolví durante la jornada, encontré eclosiones masivas de olivas, dípteros, ritrógenas, tricópteros  medianos y algunas hormigas que caían inocentemente de los alisos de las orillas. Sus aguas, todavía frías y primaverales, eran claras y majestuosas. Las tablas entre las numerosas chorreras, tranquilas y sosegadas, estaban repletas de ovas bailando cerca de la superficie. Entre tanta hierba y ranúnculo, aparecen misteriosos  agujeros negros, cercanos a raíces o rocas, que ocultan truchas grandes, de respeto. En dos de ellas capturé a seca, simple y llanamente con una Adams Parachute, dos piezas viejas del lugar, dos trofeos para este río. Eran dos peces  negruzcos, tirando a  verde en su parte superior, con grandes ocelos rojos y blancos, y con una panza pardo claro. Son truchas de fondo, siempre ocultas, expectantes a cualquier pez o ninfa grande que se acerque a su reino. Sin embargo, sea por capricho o sea por gula, los dos peces absorbieron la imitación grisácea con seguridad y parsimonia. Quizá fue suerte. No sé si la efectividad de la Adams es por parecer una emergente a ojos del pez, por simular el revoloteo de un tricóptero emergiendo, o porque puede simular una hormiga de temporada. Lo que piensen las  truchas deja de ser importante cuando estadísticamente es la  mosca comodín de mis cajas, que mayor número  de truchas me ha dado.  Es una cuestión de fe y confianza.


El río Gallo es un muy técnico de pescar. Yo  diría que no apto para principiantes, sobre todo a partir del mes de mayo, cuando la vegetación cubre sus fondos hasta ras de superficie, generando suaves corrientes aleatorias, muy complejas de sortear. La puntería es esencial para poner la mosca entre los canales de hierbas o muy pegadas a las herbosas orillas, unas veces rellenas con juncos y otras con raíces y ramas de vegetación riparia. La distancia entre el límite de ovas y las orilla es de sólo 20cm. Por lo tanto el control del lance y la posada ha de ser grande. Además el bajo de línea ha de limitar el arrastre de la imitación para que el dragado sea nulo. En este tipo de ríos utilizo un furled leader de 6,5’ de color oliva (del color de las ovas en superficie o del fondo) y unos «tippets» de nailon muy poco rígidos, suavecitos, para que se pueda minimizar el inevitable dragado durante mucho más tiempo. En estos casos utilizo el hilo francés «Cameflou». Este tipo de bajo a mí me va muy bien, como ya os  he expuesto en otros foros.


En definitiva es un río para “adultos” en el arte de la pesca, o para “menores” pero siempre acompañados. El río ha tenido una catarsis a lo largo de los años, y está volviendo por sus viejos fueros. Nada que envidiar a los afamados ríos de otras regiones que llenan páginas de Facebook por sus truchas y anchuras de espacios, pero que son muy cómodos de pescar para los neófitos (¡ojo!, que no he dicho fáciles). Y es que muchas veces me gustaría que los campeonatos también se centraran en estos ríos difíciles pero majestuosos, donde si eres campeón, con seguridad no tendrás rival en otros ríos. El cauce mismo es una cátedra para los lanzadores «mosqueros». El perdigón tiene limitado éxito, y las cañas largas pocas ventajas. Sé que sonará raro para muchos con la bonanza de la ninfa, pero el Gallo puede ser la mejor escuela de aprendizaje para pescar a seca. En él nos hemos formado muchos desde hace veintitantos años…pero eran otros tiempos y otras circunstancias.



Por lo tanto, alegrémonos por el Gallo.



3 comentarios:

  1. Hno. de los anzuelos, Alberto:
    Hermosa remembranza con las fotografías. Precioso lugar y entorno. Que sigas encontrando en el Río Gallo, la felicidad plena.
    Desde Chavarría, Corrientes, Argentina,
    Un abrazo guaraní, y...
    Un afectuoso sapukái.-

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  2. Preciosa entrada y mensaje de optimismo sobre la situación de algunos ríos trucheros...que yo corroboro.
    Un saludo.

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  3. Bonitas fotos de Pineda.Mis piernas disfrutan en esos calizos que no resbalan y se andan tan bien.Ojala hubiera mas ya que los años no perdonan.saludos.

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