lunes, 29 de septiembre de 2014

Visita al Esla. El Coto de Pesquera.

La pasada semana fui a León, cerca de Mansilla de las Mulas, a dar una charla a los alumnos de un colegio de la zona sobre "pesca, río e implicación histórica del pescador en el cuidado del medio ambiente". Como la presentación era a media mañana, a una hora prudente para que los niños estuvieran despiertos con el objetivo de que al menos un par de ellos se animasen a seguir el buen hacer de la pesca, me animé a sacar un permiso de pesca para Pesquera por si acaso tenía tiempo suficiente por la tarde. Y así fue.

Llegué al río pasadas las 13 horas, y a las 13:30 ya había montado mis aparejos: caña de bambú, bajo de línea clásico de 4,8 metros acabado en un terminal del 0,12 (furled leader y terminal de casi 3 metros), vadeadores, chaleco, etc. Antes de montar el mosco, pasee sigiloso por la orilla del Esla. El olor del río, el frescor de la mañana y el sonido de sus aguas me inspiró  a buscar cebadas en las tablas y a averiguar si había alguna eclosión. A la caída del primer parado, espanté dos cormoranes de buen tamaño: no se si perteneciente a una colonia fija en la zona que ya no vuelven en verano a sus costas del norte, o las primeras pareas en llegar a la península y que por casualidad estaban haciendo  parada y fonda en el charco. Haciendo oídos sordos, las truchas estaban cobijadas entre los canales de los ranúnculos de las orillas, seguras y confiadas por la sombra de los altos chopos,  y comían pacientemente, una detrás de otra, como en  procesión. Subían a algo pequeño y placado a la superficie, ajenas a su entorno. Eran cebadas esporádicas pero al menos me facilitaba la localización de las truchas para poderme posicionar y tentarlas cuando las subidas fueran más francas. 

Día soleado, buena temperatura y el río en buenas condiciones: vadeable en numerosos tramos. Llevan varios días sin que la presa desembalse mucha cantidad de agua, y eso facilita el podernos acercar más a las posturas que nos gusta lanzar.  Empecé pescando con una  parachute adams #18, mi mosca de confianza. Tuve varias subidas a inspeccionarla pero rechazaban en el último minuto.  El bajo casi no dragaba, pero estoy convencido que las truchas veían la línea (Cortland 444 DT classic de color melocotón). Decidí tentarlas lanzando río abajo, en un ángulo de 45º sobre mi posición para asegurarme que verían antes mi mosca que el nailon o mi cola de rata. De esta manera conseguí enganchar un par de farios de buen porte. Subí a la tabla superior, y  practiqué la caza de la trucha concienzudamente haciendo la garita a unos 9 metros de la orilla donde las había visto cebarse

 Hasta las 15:30 horas no comenzaron a cebarse con ganas. Se movían a emergentes de efémera amarillo oliva en un #20 o #22. Cambié de modelo de engaño tras varios rechazos de mis queridas comunes, hasta que acerté con sus gustos culinarios....una efémera amarilla en un anzuelo del #20 y alas CDC/antron de mi colección particular. Aunque a las 16:30h volaron también algunas ritrógenas canela de tamaño #16,  no cambié el diseño de mosca hasta que me retiré del Esla a las 17:30h.
Resultado: 7 truchas en sacadera y 3 desenganchadas en el segundo o tercer  salto...es lo que tiene pescar sin muerte. ¡Ah! y todo ello en sólo 200 metros de río. 

En la última media hora até  un  mosco rojizo-morado en CDC del mismo tamaño con la idea de hacer un experimento. Puesto que sabía a qué estaban subiendo...¿se comerían un mosco radicalmente diferente a lo que veían en el río, con ese colorido y desparpajo? Esta mosca me la regaló un italiano durante un día de pesca en el río Esera, en el pirineo oscense. Intercambiamos modelos de nuestras cajas, y esta me llamó la atención por su colorido. Me dijo que era una mosca muy usada para el tímalo pero que con truchas selectivas, también había tenído bastante éxito. Y así lo comprobé en Pesquera. No solamente no las entrañaba, sino que se movían a algo más de distancia de su cómoda línea de alimentación, para subir a comerla. Quizás sea su exhuvia lila o quizás sea su mayor visibilidad para el pescador..??? El caso es que tres truchas subieron al engaño con total confianza .

Cuando me fui, se seguían cebando. Con la temperatura que hacía, estoy seguro de que continuaron moviéndose hasta la caída de sol...pero a mí me esperaban 350km felices hasta Madrid.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Pesca en el Alto Tajo

Hace unos día estuve pescando mi escurridizo río Tajo. Hacía casi 10 años que no pisaba sus orillas. Con este río he pasado fases de amor y de odio. Lo comencé a pescar a finales principio de los 90, cuando era un novato con la cola de rata. Pero la cantidad de truchas, muchas de buen porte, hacía que en ciertas ocasiones  de entonces me considerase un maestro. Craso error. El tiempo me puso en su sitio: tuve días maravillosos, pero la relación de fracasos fue de 1 a 5.


La zona truchera del río Tajo, desde el Hoz Seca-Tajillo hasta el puente de Ocentejo (añadiría sus afluentes, el Cabrillas y el Ablanquejo), nos presenta una acumulación de tramos muy difíciles de pescar. Diría que es el río más complicado de nuestra querida piel de toro, y también, uno de los más bonitos. La claridad de sus turquesas aguas, la profundidad y falsos pasos de sus tablas, sus desconfiadas truchas de bella librea, y los muchos años de pesca sin muerte, me lleva a declarar categóricamente, que nadie es campeón ni maestro en esto de la pesca a mosca, si antes no ha tentado y capturado alguna de las truchas  de este río.



Volviendo al día en cuestión, y tras solicitar consejo a mi amigo José Ramón (oriundo de Molina de Aragón, y propietario de la tienda Deportes Gallo sita en la misma localidad), decidí pescar un tramo intermedio cercano al monasterio románico de Buenafuente del Sistal. El día anunciaba nubes y bajada de temperatura, con alguna llovizna a intervalos a lo largo de la tarde. Cuando llegué a la orilla del río Tajo, volví a quedar fascinado.  Había olvidado su claridad de aguas, sus tablas y pozas, sus eclosiones y sus truchas. 



 Me habían asegurado que había buenas y grandes Farios, y el día así lo demostró. El río bajaba bien, a mi gusto en su punto, para poderse vadear en bastantes zonas. Tenía la esperanza de que con la cercanía del Otoño y sobre todo, con la necesidad de alimentarse bien de cara a los cercanos períodos de freza, la trucha se movería. Monté la caña de bambú con aparejo de seca, y comencé montando una emergente oliva clara de mi colección, de diseño muy básico pero bastante efectivo.

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Pesqué de 12:30 a 17:30. Hasta las 15 horas no empezaron a moverse. No había gran eclosión...tricopteros grises en un #18, efémeras olivas en un #18 y #20,..., dípteros bailando el son de las silenciosas tablas...El caso es que después de varias pruebas, empezaron a entrar bien a una "parachute adams" en un #18.  Y ahí se acabó la complejidad. Paso a paso, llevé a la sacadera  trucha a trucha, la mayor de unos 40 cm...y todas de buen porte y fortaleza. Buscaba la cebada, a veces muy sublime y oculta, otras escandalosa y lasciva.



  Lo importante era la presentación. Mi "furled leader" o bajo torsionado de 2 metros, me ayudaba a extender un puntal  de otros 2,5 metros en el 0,14 y eliminaba cualquier dragado, por complicada que fuera la corriente. Voltee 2 zepelines que se desengancharon al luchar de manera brava entre las cortantes rocas del fondo, , y alguna incluso se llevó el mosco al hacer fuerza extrema. 



Para finalizar, tres observaciones importantes: el suelo está bastante colmatado quizás por las canteras de caolín muchos kilómetros río arriba; dos, vi varios frezaderos limpios, de buena calidad, y sobre todo bien resguardados; y tres, vi bastantes alevines de trucha, refugiadas en las ovas de la orilla, lo que nos asegura cierta continuidad en las capturas para los próximos años. En definitiva, un buen día de pesca, y por cierto....no llovió.




Bienvenidos a mi nuevo blog...

Bienvenidos a mi nuevo blog. Me gustaría que fuera un foro de  análisis, discusión y disfrute de la pesca a mosca con cañas de bambú. Mi mantra diario lo dice todo sobre mi visión de lo que el entorno de la pesca es: "Relájate, desconecta, huye del mundanal ruido y disfruta de la pesca a mosca y del río". Parece poco, pero es muy complicado de conseguir cuando estamos inmersos en un mundo de hiper-velocidad, super-comunicado y competitivo.

Eterno defensor de la pesca sin muerte, amante de la conservación de los ríos y un enamorado de las técnicas y materiales de la pesca con mosco, he intentado evolucionar en la acción de pesca, centrándome más en el paseo,  la contemplación y en la caza de la trucha.

Echo de menos un lugar donde se hable de las otras formas de pesca a mosca con cola de rata, y considero que una vuelta al pasado, si me permiten, un retorno a lo "vintage", nos ayudaría a entender el porqué de muchas de las acciones, materiales y técnicas que se utilizan en el mundo actual del grafito. Este foro no será excluyente ni exclusivo, y estaré vigilante y plenamente satisfecho si consigo convencerlas de los maravilloso que es recuperar la tralla, la línea de seda, los carretes simples y las moscas de antaño.

Que así sea.